CASA SENSITURA

A finales del siglo XX el concepto específicamente arquitectónico de espacio-tiempo ha dejado de ser la materia de la arquitectura.
La experiencia espacial y secuencial propia de la arquitectura está limitada visualmente y es la más afectada debido a la manipulación actual de la imagen visual que privilegia el sentido visual en desmedro de los demás sentidos.
El poder hegemónico del ojo sobre el sentido auditivo, táctil, olfato-gustativo y vestibular está causando un serio empobrecimiento a la secuencia de espacios cualificados de la arquitectura de nuestro tiempo.
El espacio-tiempo arquitectónico del siglo XXI no debería olvidar las cualidades multisensorias de nuestra disciplina.
En la casa“sensitura” no son los límites materiales sino las materias mutantes, estriadas, inciertas e irreversibles las que responden a la pregunta de cómo cualificar el espacio arquitectónico.
Si bien materias y materiales tradicionales dialogan y se coordinan en el diseño, son las materias vivas y tan sutiles como la luz, el agua y la vegetación las que buscan otorgar emociones a partir de mensajes estéticos que evocan la memoria e invitan a experimentar con todos los sentidos.
El proyectista, arquitecto y escultor, intenta demostrar, a modo de tesis, como cualificar espacios y secuencias arquitectónicas a partir del uso de un instrumento generador como las materias (luz, aire, tierra, vegetación, agua, etc.). No se busca el espíritu del lugar o del tiempo, sino la realidad de lo que están hechas las cosas, la multiplicidad ilimitada de posiciones espaciosas y temporales perceptible por los sentidos.
En esta obra, el observador pasivo se transforma en participante. La idea del tiempo pertenece a la concepción de movimiento no lineal a través del espacio. Una lógica de la sensación que incorpora el cuerpo a la emoción plástica. La vibración entre el cuerpo y la materia que revalora la sensación como forma de conocimiento y el proyectar desde lo sensible.
Recuerdos que evocan experiencias sensoriales en Machu-Pichu, la Alambra de Granada, las casas jardín-japonesas, las casas-patio de Teotihuacan o nuestras “chorizo” del Río de la Plata.
Materias que dialogan y limitan un laberinto fenomenológico de pliegues, patios, plataformas, jardines y rincones múltiples. Una arquitectura de acontecimientos y sustancias que aspira a ser un poema para los sentidos.

2004

2005

Lote: 8,66mx24m
Superficie cubierta: 208m2

Proyecto y dirección ejecutiva:
Carlos Rubén Cárdenas, arq.

Dibujo digital:
Gustavo Albarello, arq.
Laura Androsiuk

Paisajismo:
Ana Bajcura, arq.

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Pablo Dufranc